Una característica del Cuyo es su precocidad. Al nacer ya tiene todo el pelo crecido, tiene dientes, los ojos abiertos y ya a los pocos días se desplaza con independencia y empieza a probar del alimento de la madre. Por eso es frecuente que a los 15 - 20 días de edad ya se lo separe de la madre para ir con sus nuevos dueños, estando totalmente capacitado para una vida independiente y recibir los alimentos antes mencionados.
No es raro que los primeros días se muestre muy inquieto y realice movimientos bruscos y pequeños saltos que pueden confundirse con un trastorno nervioso. Esto pasa en poco tiempo, ayudado por el manoseo y las caricias frecuentes.
No es necesario bañarlo ni requiere de vacunas o desparasitaciones preventivas.
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